viernes, 25 de febrero de 2011

Pasión Necrótica

Escribo a las ausencias, esas que tienes como crepúsculos y no las ahuyentas.
Como diría un amigo “huele a tango”…
ya no recuerdo esa esencia en mi cuerpo.

Mi olfato está ciego y mis ojos no huelen.
¿Llegará ese aroma de bella que impregne mi ser?
¿Cuándo?
Miro las vitrinas y los maniquís esquivan mi mirada,
por eso no caigo en el encanto de sus moldeados cuerpos de pasta.
Huele a tango pero no hallo la fuente…
Huele a un ser que no se combina.
No oigo esa melodía que ora por mi presencia,
ni toco las espinas que le permiten ser rosa…
esa que no hace brotar mi sangre sobre su espalda,
esa sangre con sabor a intriga, a deseo, a luna llena 
que ahora se esconde tras nubes de tormenta,
ella que con sus gotas saladas me busca entre mis desiertos…

Quiero morir bajo sus rayos y truenos,
beber ese veneno instintivo y ver el orgasmo en sus ojos,
ver como cada poro de su piel pide un poco más
con ese famélico deseo del crimen de la carne,
y como su mutismo se extingue con ese leve gemido 
excitante, enardeciente y mortal.

Ahora lo evoco como un recuerdo y lo anhelo como un deseo…
el de esa muerte momentánea que no es fría ni hiede,
esa muerte en la que abres los ojos y no estas tan sola,
donde todo tu cuerpo esta húmedo y sin tierra,
esa muerte donde vez lo divino gracias al dolor mas hermoso
de quien te hiere de amor, de pasión, de deseo.
He estado mucho tiempo viva…
ya temo ser proverbial en mi condición.

temo quizá que estos negros presagiosdel corazón
me condenen solo a amarme en el conjuro de la lejanía…
y que la melancolía cierre los ojos
por mis oscuras miradas ante luminosos sentimientos.

pero acá estoy… viendo el día somnolienta, sufriendo la noche despierta… pernoctando.
enero 18/09

No hay comentarios:

Publicar un comentario