Veo las nubes crepusculares abrir paso a la noche…
Aquella que me atrapa entre sus rayos de luz inversa,
Aquella que se ríe de mis lágrimas,
Esa noche con tantas lunas y una sola estrella menguante.
Noches melancólicamente hermosas
que me miran desde mis ojos tan iluminados
Como el pétalo negro de las espinas.
Voy saltando sobre lo incierto
Hundiendo mis pasos en el verdor mohoso de mi paraíso…
Ese paraíso donde solo está una Eva sin otra Eva,
Donde cada alegría muere al abrir los ojos.
Me pierdo entre mis muslos obedeciendo a la tristeza…
Esas noches donde ni la lluvia canta en mi ventana,
Donde todo es
tan igual...
Tan tiránico…
Tan inerte.
Peor es el día con toda su luz,
Con todas esas personas que caminan…
Con tanto contacto y calor.
Si, mejor me muero de noche que de infarto,
Cuando se esté acabando para no perdérmela,
Para desvelarme entre letras ajenas
y no soñar con el subconsciente…
Mejor me trago el silencio para que no me carcoma…
Mejor ahogo el bullicio para que en mi no more.
Me envuelvo entre nubes grises…
Para que mis ojos no sufran,
Para que mis manos sean acariciadas por el frio
Y mis oídos no oigan los lamentos que mi alma solloza.
Seguiré acá… viviendo de noche,
Muriendo en ella…
Seguiré acá…
Viendo sola la estrella menguante volverse nueva…
Contando las lunas si me alcanzan los poros….
Para apresarlas en ellos y robarles su luz
Para ser yo la Luna
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